miércoles, 30 de enero de 2013

Sentir el dolor...


El lunes vi la entrevista que lel hicieron a Gervasio Sanchez en el programa Agora de TV3.

 No me dejó indiferente su discurso ni su modo de ver el periodismo. Hace años que se dedica a fotografiar los conflictos de muchasd de las partes del mundo. Quizá con él, veamos que, las guerras continuan igual...que no acabaron en el 45.
..y que también las propician quienes dicen estar en contra de ellas...esa doble moral de los humanos que tanto daño provoca...y sin embargo nada cambía...

 Teresa

 “Me hace gracia cuando la gente dice de mí que soy comprometido.

No soy un periodista comprometido, sino un periodista”


”Cubrir una guerra no es una aventura,

es muy duro,

y, a veces, el precio que se paga es muy alto”

G. Sánchez



Español, periodista y fotógrafo de guerra. Tiene 53 años y ha pasado al menos tres décadas recorriendo el mundo para relatar con imágenes y escritos las historias de conflictos en lugares que han caído en las peores desgracias. Su trabajo es la voz de las víctimas.
 Gervasio estudió periodismo porque le gustaba viajar. Un alma de aventurero proyectaba su vida recorriendo pueblos más allá de la península ibérica. Sin embargo, al salir de sus tierras encontró otros países con historiales de violencia, pobreza y abandono.
Foto. Victima de las minas. Sus primeros encuentros con el mundo de afuera, el que tanto deseó conocer, fueron tan accidentados como emocionantes. Para poder viajar, y mientras estudiaba aún en la universidad, Gervasio trabajó como camarero en las costas catalanas vendiendo paellas en la temporada alta del verano. El dinero obtenido le sirvió para viajar al extranjero y pagar sus estudios. 
Foto: 4 niñas miran desde el interior de una furgoneta destrozada en Sarajevo (Bosnia- Herzegovina) marzo 1994. Planeó el primer viaje para el otoño de 1980. Gervasio y dos de sus compañeros aventurarían hacia el oriente. Para esto había comprado una cámara réflex, pero ésta se estropeó justo a punto de salir. Sin siquiera poder estrenarla debió conseguir una prestada y partir hacia su primer destino: Turquía. “Guardo aún las fotos que hice con esa cámara prestada, bastante malas por cierto” 
Nunca recibió una clase de fotografía, y su aprendizaje, según relata, fue empírico. Más adelante, en posteriores travesías, conocería a colegas que le enseñarían técnicas. Comparando su trabajo con el de otros afinó su ojo y construyó la llamada “mirada propia”; es decir, la esencia de cada fotorreportero.

Foto: Sarwar, de seis años, perdió la pierna y un ojo en una explosión de una mina. Le  acompaña su smadre en Kabul ( Afganistán), agosto 1996. El segundo viaje fue en 1982. Aún era estudiante. Su destino fue Israel, luego de que ese país invadiera el sur del Líbano. Cuenta Gervasio que también iba con su cámara a conseguir imágenes de una región tan convulsionada. Al llegar se encontró con las noticias de la matanza de refugiados palestinos en Sabra y Chatila. “Llegué a las dos semanas del genocidio. Logré conocer una sociedad israelí muy sensible al dolor ajeno; no tanto como la de hoy”. Luego de terminar la universidad, Gervasio pudo ir a Europa del Este, África, Asia y América. Su tercer viaje a zona de conflicto fue a El Salvador. En seguida pasó a Nicaragua y Guatemala. A mediados de los ochenta,
Foto: Biblioteca destrozada por una bomba incendiria, Sarajevo (Bosnia-Herzegovina), julio de  1993.  Gervasio hizo cubrimientos de importantes guerras en el resto del mundo. Estuvo en Bosnia y vivió las eras de horror en los Balcanes. Para él fue el infierno. Muchas de sus más conocidas fotografías vienen de eso que se ha denominado “el matadero balcánico”, y al que él seguiría visitando después de la guerra.
-¿La guerra crea algún tipo de adicción?
-A mí no me la ha creado. Tengo una vida familiar magnífica, y quizás sea un caso raro: tengo una mujer con la que llevo 27 años, un hijo de 13, y el peor momento de cada viaje es bajar el ascensor de mi casa y coger el taxi cargado hasta los cojones sabiendo que voy a estar un mes fuera.



Foto: Sofia con sus hijos. Ha trabajado para diferentes medios, aunque usualmente lo ha hecho como periodista independiente. Entre los periódicos para los que ha trabajado destaca "Heraldo de Aragón" (a partir de 1988) y El Magazine de La Vanguardia (desde el año 2000); y en otros medios, la Cadena SER, el servicio español de la BBC (desde 1994) y la revista Tiempo (desde el año 2000). Ha conseguido diversos premios, protagonizando una polémica en la entrega de uno de ellos, el Ortega y Gasset de periodismo, a cuenta del discurso pronunciado al recogerlo en el que acusaba al Gobierno de España de la venta de armas a la vez que predica políticas de paz. Os dejo el enlace : Discurso
Foto: Centenares de ataúdes preparados para un funeral masivo en Potocari (Bosnia-Herzegovina), julio 2010.  En Asia también presenció el drama de la violencia entre palestinos e israelíes. Estuvo en la Guerra del Golfo en 1991, consecuencia de la invasión iraquí a Kuwait. Más tarde visitó Afganistán, donde haría fuertes denuncias de vejámenes contra mujeres en la guerra. Sus fotos también dan fe de su paso por Sierra Leona, Liberia, Angola y Ruanda. Son muchas, acaso miles de veces, en las que ha obturado su cámara para capturar alguna escena que atestigua el espanto de la violencia.
Foto: Jugando con un paraguas en la avenida principal de Monrovia (Liberia) destruida por los combates, mayo 1996.  Como pocos en el oficio, Gervasio ha viajado miles de millas recorriendo tantos países como guerras. Su deseo de viajar y conocer el mundo lo condujo a relatar con imágenes lo peor del ser humano. “Ir a una guerra no me gusta, y cuando conozco a un fotógrafo que le gusta la guerra, pues yo me alejo de él corriendo. Creo que es muy grave que alguien se pueda sentir influido, invocado o apasionado por el sufrimiento ajeno”,  “pero creo que es muy importante estar ahí; hay que ir a esos sitios porque las guerras que no se cubren quedan ocultas, y ocultarlas las hace mucho más violentas”.
 Foto:huérfanos de guerra durmiendo en un orfanato. Kabul, junio de 1997.   Gervasio confiesa que habla con las víctimas antes de capturar su dolor, cuando esto es posible. Las personas merecen desahogarse, y una forma de hacerlo es dejándose retratar en una instantánea para que quede por perpetuidad su historia. Esa es la clave de Gervasio: buscar la historia con total respeto, sentirla en la piel y nunca abandonarla. “En mis talleres de periodismo le digo a todos que si no están dispuestos a sentir en su interior el impacto y el valor de las víctimas no van a poder transmitir con decencia. Hay que ir a la guerra a sentir el dolor, ese impacto de las víctimas. Y yo doy un consejo: que si van a una guerra y no sienten nada, mejor regresen a su casa”. 
Su filosofía es: “sentir su dolor, para transmitir con decencia”.
Foto: Sofia Elface Fumo, víctima de una mina, duerme junto a su hija e Massaca.  Una joven madre dormida junto a su hijo. Una imagen llena de placidez hasta que el ojo repara en las prótesis de plástico y metal que sustituyen a sus piernas. Esta fotografía de Gervasio Sánchez, perteneciente a la serie Vidas minadas.
En la guerra todos cortan brazos, testículos, y todos matan, violan, ejecutan. Lo que pasa es que en África permitían, al menos hace 15 años, que lo grabases, y en los Balcanes no. Hay historias que se graban y otras que no. Esa es la única diferencia.
Foto: Madre de un desaparecido.  Nuestros políticos son débiles y cobardes cuando se someten a presiones foráneas, apadrinan leyes que blindan a los criminales y desprotegen los derechos inalienables de las víctimas. Estos encubridores de delitos de lesa humanidad que no prescriben deberían mirarse al espejo y pensar, como ha escrito el abogado Carlos Slepoy, si "la obediencia partidaria puede llegar hasta el punto de traicionar los sentimientos y los principios que sostienen la lucha por la justicia universal".

 Foto: posguerra en Kosovo. El misionero Chema Caballero afirma de él: “Gerva es un manojo de nervios y un trotamundos que recorre los rincones más olvidados del planeta con sus cámaras de fotos, su libreta y cinco kilos de jamón de Alcañiz (deshuesado, fileteado, y envasado al vacío en bolsas de unas 6 o 7 lonchas) que le prepara Choco para que pueda sobrevivir a cualquier eventualidad. Gerva apuesta siempre por las historias olvidadas, no comerciales o viejas para la inmediatez de los medios de comunicación. Esto hace de él una persona única que utiliza su cámara y su libreta para denunciar e intentar cambiar la suerte de los sin suerte”. 
Foto: Dos niñas refugiadas albanokosovares miran desde el interior de un carromato en Morina  ( Albania) , abril 1999.   “Yo no soy partidario de que porque una imagen es dura no se debe sacar. El problema no es mostrar una fotografía de un niño muerto. ¡El problema es que hay niños muertos!”. Gervasio continúa: “No porque la víctima sea un niño debemos estremecernos más. A veces hago una foto de un niño y genera dolor, pero yo digo: por suerte este niño, si tiene 10 años, solo ha entendido la guerra conscientemente 3 años. Pero en países con decenas de años de conflicto, cuando un anciano tiene 50 años ¿A caso no hace más de 40 años que sufre conscientemente la guerra?”. 
 Foto: victimas del conflicto en Colombia. Su forma de trabajar es, sin duda, su gran arma. Como otros tantos fotoperiodistas, la implicación y el compromiso con los protagonistas de sus imágenes -más que con los temas- puede ser incluso más importante que la obtención de fotografías, llegando en ocasiones a guardar la cámara con el fin de entender la magnitud del drama que se expone ante sus ojos.

Foto:  Víctimas en los Balcanes, Oriente Medio, Asia central, África y América Latina han pasado por los lentes de la cámara de Gervasio. «En el drama de los desaparecidos no hay término medio porque no suele producirse la restitución de la persona que un día se evaporó».Va a ser muy difícil. Los principales partidos, pero también los minoritarios, han dado una gran lección de cobardía al enfrentarse a este problema. La Ley de Memoria Histórica es una auténtica risa y ha dedicado una cantidad ridícula de dinero a esta cuestión. Una gran parte se ha ido a homenajes y muy poco dinero a exhumaciones e identificaciones. Para que se entienda, España ha estado dedicando a la memoria histórica lo que pagan Ronaldo o Messi de impuestos al año.
“En momentos más realistas pienso que mi trabajo no sirve para mucho, sólo para salvaguardar mi propia conciencia”



Foto: Dos victimas de las minas. Gracias a él conocemos elrostro -y es posible oír el testimonio- de la madre que contempló como los soldadosse llevaban a su marido y a sus cinco hijos, para no verlos nunca más; o elde la mujer que asistió impotente a la ejecución de sus bebés, estrelladosbrutalmente contra un árbol por las guerrillas; o el de la que vive con la certeza de que toda sufamilia fue vendida en otros países por las mafias para lucrarse con los frutosde su vientre; o las historias de los niños soldados obligados a ejecutar a su propia familia… o acongojarnos ante la mirada  conformaday triste de una joven madre que, con su bebé en brazos, tiene la certezaque morirá en manos de los jemeres rojos en pocos minutos. Crímenes contra laHumanidad que afectan a millones de personas en diferentes continentes. Vergüenza.Dolor. Rabia. Impotencia. Gervasio nos recuerda estos hechos para que tomemosnota. Solo los pueblos que recuerdan su historia puede que no repitan los mismos errores.


Foto:  Wahida Abed, mutilada por una mina, en su casa antes de la ocupación talibán. Kabul, agosto de 1996. Tras la polémica por su discurso al recibir el primero, ¿no pensó en renunciar a estos dos últimos?
 -Es que renunciar a premios con dotación económica que te permiten seguir trabajando de forma independiente... Lo haría si fuese millonario o si tuviese alguien detrás que me financiase. Poca gente sabe que pasé 17 veranos de mi vida trabajando de camarero. Con ese dinero me pagué la universidad, pues mis padres no podían pagármela, y todos los viajes entre 1980 y 1991. El día que acabé de trabajar de camarero, el 28 de agosto de 1991, el día anterior a mi cumpleaños, ya tenía el billete para irme a la guerra de Croacia. Renunciar a premios es una opción, pero yo, cuando los recibo, si tienen dotación, que no suelen, sé que con ese dinero puedo hacer cosas en mucho menos tiempo que si no lo tuviese. Y también aprovecho el impacto de ese galardón para decir lo que pienso, como cuando hago una exposición, en la que digo lo que pienso sin contemplaciones. En esos momentos, si puedo tocar los huevos y joder, lo hago con mucho placer.




Gervasio Sánchez


22 comentarios:

  1. son impresionantes estas fotos que dan testimonio de momentos tan crueles, beso

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  2. Unas fotografías que conmueven a cualquier ser humano.
    Me gusta su extraordinario trabajo y sobre todo sus elocuentes palabras.

    Un fuerte abrazo Teresa!

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  3. Varias de sus fotos ya se han convertido en iconos de esta época de guerras, sufrimientos y hambrunas.
    Gran tipo y magnífico profesional.
    Esas tomas de Sofía son estremecedoras.
    Bueno, todas.

    Un beso, Pluvi.

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    1. Si, dan un significado más profundo, si cabe, de las historias que nos narra con sus fotografías

      Besos

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  4. Su vida consiste en dar testimonio de lo peor, de lo más violento. Me parecen personas imprescindibles. Más o menos por la misma época conocí las obras de Gervasio Sánchez, Don McCullin, Chris Hondros y las crónicas africanas de Kapuscinski relatadas en un libro imprescindible titulado Ébano. Son gente de talento que se han jugado la vida muchas veces y eso les hace diferentes.

    Gracias Teresa.

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    1. Si, son gente con una psiciolgía especial, únicos y por desgracia pocos como ellos

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  5. Imagino lo dificil que deber ser apuntar a la gente en cualquiera de estas situacones y disparar la camara, sobre todo al principio debe ser un palo.
    Un buen trabajo el que presentas hoy Plu.
    unos besotesssssssssssssssssssssssssssss

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    1. Si, debe ser duro, sobre todo tal y como él piensa y siente

      besos

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  6. el discurso de un hombre como Gervasio, que fotografía el dolor y la misera tan de cerca, no puede dejar a nadie indiferente, porque fotografiara algo así te tiene que cambiar como persona.

    conocía a Gervasio Sánchez y alguna vez leí alguna entrevista suya, sé que también recibió premios importantes...

    estas fotos son terribles, hacen de verdad daño... pero es la cruda realidad.

    biquiños.

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    1. Si, es la realidad de la guerra que no acaba nunca, está ahí, aunque no la den en las noticias porque solo cuentan las audiencias...

      Besos

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  7. ppff...creo que estoy en un momento demasiado sensible para tanta dureza y tanta realidad....

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  8. las fotos que nos muestras son de algún modo esperanzadoras, si la vida es la que ha sido salvada a costa de las amputaciones tanto físicas como emocionales
    esas personas retratadas son un mundo tan grande en sí mismas que difícilmente podremos concluirlas en un flash fotográfico
    ser reportero de guerras es un trabajo ,pero también una vocación humanitaria
    en donde la fragilidad humana es presenciada y captada en su crudeza

    abrazos y gracias TERESA

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    1. Como tu dices, es una vocación, nadie hace eso si no está muy seguro de querer arriegarse a morir

      Besos

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  9. Conmovida me he quedado.
    Andaba buscando una imagen para una breve entrada en el blog de la abuela. Sigo, hay tanta belleza por aquí. Bss.

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  10. Las fotos de Gervasio van mucho más allá de lo que muestran, detrás de cada una de ella hay una historia llena de emociones, parece mentira que estas fotos pertenezcan a esta época. Realmente hace un trabajo muy duro, su profesionalidad lo hace grande, la forma en que expresa sus sentimientos también.

    Abrazos y buen fin de semana

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    1. Si, lo hace muy grande, y podrían tomar ejemplo otros muchos que venden su alma por ambición

      Besos

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  11. muchas gracias TERESA por tus huellas
    abrazo grande grande
    ten un comienzo de semana genial
    :D

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