miércoles, 9 de enero de 2013

Creando historía

«El fotógrafo siempre duda: qué ángulo hay que tomar, qué diafragma y qué velocidad hay que elegir, qué película hay que preferir… No debe dudar nunca a la hora de disparar.»

 «Al hacer una fotografía tenemos tantas posibilidades, puntos de vista y situaciones, que el mero hecho de escoger ya es una creación.»

 «Me di cuenta de que estaba siendo testigo de cosas que desaparecerían rápidamente, lo presentía; al cabo de cinco años ya no habría podido hacer estas fotografías.»

 «Hay que visitar el lugar, después pensar en él y, finalmente, buscarlo de nuevo y encontrar el ángulo o la visión que lo resuma y lo exprese de la manera más elocuente posible.

"Nunca he tenido problemas con la gente que he fotografiado; he tenido la intuición, sabía cuándo lo tenía que pedir y cuándo no."

"El fotógrafo tiene que ver la realidad, pero también debe saber verla convertida en fotografía ..."

 Francesc Català


Francesc Català-Roca  nunca se consideró un artista sino un "narrador de la cotidianeidad", un hombre para quien la fotografía fue el oficio de "la sustracción de la realidad". “Viajar me encantaba y si era para hacer fotos, que es lo que más me gusta del mundo, todavía más”. A lomos de su mítica Vespa, Català Roca recorrió la vieja y la nueva España, los pueblos que dicen adiós y las nuevas ciudades.
Floristas en la rambla 1950 
A pesar de que recibió de su padre, el también fotógrafo Pere Català i Pic, una estricta formación académica y técnica, a Català-Roca no le interesó ni la técnica ni el encuadre, por eso utiliza el formato medio (casi todas las imágenes son cuadradas, pero tienen lo que ahora se llamaría corte horizontal o vertical); ni tampoco ser protagonista y alterar o intervenir en la imagen que él veía. De ahí que Miró le dejara fotografiarle mientras trabajaba y de ahí también que él no quisiera hacerlo con Dalí, que le proponía otro tipo de fotografía.
La afición por la fotografía le vino de pequeño y ya a la edad de 7 años hacía su primera fotografía.
Las imágenes de Catalá dignificaron todo lo que tocaron, no hay atisbo de condescendencia ni juicio cuando dirige su mirada a la gente humilde del campo o de la ciudad. Sabe respetar la distancia exacta para narrar desde la posición de testigo, como fotógrafo ausente, y acierta en la síntesis de convertir en fotografía un hecho banal 

La fotografía muestra una calle nublado con una farola en primer plano. Una avenida, quizás, de una zona recientemente urbanizada en la Barcelona de los años cincuenta, a juzgar por la desnudez de unos árboles recién plantados. Un padre y un hijo remontan la acera. El padre lleva bigote y gabardina al estilo Bogart: el niño parece arrastrado por el paso decidido de su progenitor. Donde?

En 2001, Carlos Ruiz Zafón propuso esta imagen para la portada de "La sombra del viento". La había visto en un libro con fotografías de Barcelona que firmaba Francisco Catalán-Roca. La magia del fotógrafo, recuerda el escritor, «estaba en su mirada, en su capacidad de construir y componer imágenes que siempre sugerían un contenido narrativo, atmosférico, que re-interpretaban la figura, el espacio y el tiempo».

Barcelona 1952 
El mítico policía montado de la Gran Vía de Barcelona es sólo una porción de la verdadera toma. En la toma original, vertical y no cuadrada, aparece el caballo entero, hay un hombre anuncio, mucha gente por la calle... Ruido que elimina con otro encuadre. 
 Nació el 19 de marzo en Valls, Tarragona.
Al finalizar la Guerra Civil el joven Francesc Català-Roca, de 17 años, trató de retomar su educación superior. Pero le fue imposible. A los excluidos se les examinó para ser readmitidos, con un cuestionario en el que se valoraban los conocimientos y la simpatía hacia el nuevo régimen. Francesc y su hermano fallaron en la última, cuando les pidieron nombrar los ministerios que formaban el Gobierno. "Aunque contestaron con buena intención, no lograron satisfacer a las autoridades: dieron los nombres de varios ministerios del extinto Gobierno republicano", recuerda Martí, uno de los hijos del que cambió el sentido de la fotografía documental en este país, en los años cincuenta.

 Francesc Català-Roca es uno de tantos misterios de la naturaleza autodidacta, que aprendió todo lo que debía saber para cultivar una vasta sabiduría sin especialización. La bien surtida biblioteca paterna hizo su trabajo y convirtió a Català-Roca en un escritor con cámara. Decía que una buena foto era aquella que refleja una historia bien contada: "Estoy más cerca de la literatura que de las artes plásticas", cuenta Martí Català Pedersen. "Una vez pregunté a mamá qué encontraba de positivo en papá, y me contestó que, a pesar de sus grandes defectos, Francesc era divertido e irónico, modestamente sabio y no tan gris como la inmensa mayoría de sus coetáneos".
 Català-Roca podía ser un Josep Pla de la fotografía", cuenta Muñoz Molina "En las fotos de Català-Roca siempre hay un interés humano implícita o explícitamente narrativo, que me recuerda a la novela realista de los años que fueron centrales en su carrera", explica el escritor Antonio Muñoz Molina, quien ya ha escrito sobre el fotógrafo catalán en alguna ocasión. "Català-Roca es tan realista, y tan sofisticado, como Ignacio Aldecoa, por ejemplo, o como Josep Pla, a quien retrató con una sorna que es puramente Pla: observación atenta y desalentada de las cosas y de la gente, y una ironía cordial. Català-Roca podía ser un Pla de la fotografía", 
Madrid 1955 
Durante los años cincuenta y sesenta recorrió la Península con su moto Vespa, primero, y con un SEAT 600, después, cumpliendo con los encargos de las guías sobre ciudades para la editorial Destino, los reportajes para Revista y el trabajo para la promoción exterior de España por petición de la Dirección General de Turismo.  Un hombre metódico al que le gustaba hacer un solo disparo pues la toma ya la tenía en su cabeza y si hacía otra sabía que ese material era de desecho, entonces, ¿para qué hacerla si luego la tenía que tirar? 
Los nietos 1967
Interesado también por el cine, en 1952 realizó un documental sobre la Sagrada Familia Piedras Vivas, galardonado ese mismo año con el primer premio del Festival de Ancona (Italia). Su participación en publicaciones de temática documental comenzaron inspiradas en esta obra de Gaudí. Es el caso de La Sagrada Família (Barcelona, 1952), Gaudí dissenyador (Blume, Barcelona, 1978) y Gaudí (Polígrafa, Barcelona, 1983). 
Llegó la Navidad, Barcelona 1950
 Él mismo cuenta que las fotografías han de tener una dimensión narrativa. Una fotografía -según el artista- ha de "explicar" de la misma manera, aunque en un registro diferente, que la escritura. La fotografía descubre muchos matices y detalles, lleva implícita una historia, nos hace tomar conciencia .Pero existen otras muchas cosas. El ojo de Francesc Català-Roca es un ojo sabio, maduro, formado visualmente hablando, por eso su fotografía siempre posee un gran sentido y control de la forma y la composición. El ojo de Francesc Català-Roca es un ojo profundamente estético, su fotografía hace belleza de la fotografía; la suya es una fotografía que transforma las cosas más simples y cotidianas en imágenes contundentes y articuladas 
Madrid 1955
Hay además en Català-Roca una sensibilidad muy particular que no sabríamos cómo definir: un saber ver más allá del tópico, una mirada humanista y optimista, una expresión personal, un sentido del humor, un no sé qué de transparencia y opacidad a la vez... A falta de una explicación mejor, diríamos que la mirada de Francesc Català-Roca es inesperada, insólita en lo habitual, curiosamente en una fotografía que se ha calificado como testimonio y documento. Hay que saber mirar.  
Montjuic 1950 
Esta fotografía refleja en primer plano a una pequeña niña gitana, se ve claramente que vivía en extrema pobreza pues va vestida con harapos, no lleva zapatos, vive en zonas deshabitadas,no es de extrañar que tenga una mirada apenada, pero a su vez es inocente y sincera. En segundo plano se ve a tres personas, probablemente sean sus hermanas o sus primas, que visten de igual manera que la pequeña; En tercer plano tenemos el paisaje, aquí se observa las condiciones en que vivían; el terreno sin asfaltar, no era más que tierra, parece como si vivían; el terreno sin asfaltar, no era más que tierra, parece como si Probablemente la causa de que vivieran en estas condiciones sea la persecución que tenía Franco hacia los gitanos.





Marineros barrio chino de Barcelona
"Yo pensé que había nacido en un momento inoportuno; ahora veo que no. Era la plenitud del blanco y negro, y el inicio de las miles de posibilidades del color. Fueron unos momentos en que nos habíamos acostumbrado a ver la realidad en blanco y negro. Hasta entonces todo había sido color en los cuadros, en los retablos, pero la fotografía nos dio una realidad cromática diferente con la que hacíamos lo que los pintores: retratos. Y hasta la II Guerra Mundial nosotros hacíamos lo que los pintores", así se explicaba Francesc Català-Roca 
Guardiloa 1960
El mérito mayor de Francisco Catalán-Roca es habernos enseñado a mirar. Sus coetáneos y las generaciones que lo hemos sucedido hemos educado nuestra mirada a través de sus imágenes 
Las imágenes de Catalán-Roca son impactantes, claras y con fuerza y con una elocuencia que no puede ser sólo fruto de un instante ni de un encuadre concreto. Sus fotografías han acabado convirtiéndose en iconos de una época, que quizá aquellos que lo hemos vivido los últimos años o la hemos visto reflejada en nuestros álbumes familiares nos resulta familiar, como si hubiéramos estado allí pero que nunca nos habíamos fijado en esa escena como nos la muestra Catalán-Roca.
El Piropo. Sevilla. 1959 .
En la imagen se puede apreciar en un primer plano a un joven vestido de traje que, teóricamente, está piropeando a dos señoritas que pasean juntas por una calle de Sevilla.A la izquierda se observa a tres sacerdotes y un militar que hablan entre ellos.La calle esta muy concurrida con gente paseando. Todas las personas visten de una forma muy elegante.Detrás hay un policía que observa lo que parece ser una trifulca entre dos hombres, puesto que uno de ellos esta agarrándole de la solapa de su traje.
Positivo-Negativo. Semana Santa. Sevilla. 1959.
Las dos ciudades, Barcelona y Madrid,  siempre rivales pero ahora en la misma situación de pobreza, ambas en plena reconstrucción después de una guerra. Sus imágenes son narraciones en blanco y negro de lo que pasaba en la calle, una prosa visual inteligente, a veces de sarcasmo y siempre midiendo mucho lo que tenía que decir, como años después harían los cantautores catalanes que decían pero no decían pera poder salvar la censura. Imágenes que hablan de sus habitantes, de sus edificios, las calles, los medios de transporte, los rótulos en las tiendas, de ropa, de los trajes de las mujeres y sombreros de los hombres ... es el rostro de una época. De un Madrid centro de la Unidad de destino en lo universal y una Barcelona empobrecida donde los gitanos bailaban en Montjuïc mientras más abajo la burguesía barcelonesa asistía a las representaciones del Liceu. Muchos no hacían ni una ni otra cosa, simplemente recordaban a sus muertos o esperaban que sus familiares salieran de la cárcel.
Aunque reconocen que no les gusta el retoque realizado, lo cierto es que se han mostrado bastante comprensivos con el trabajo de los editores.Tomada alrededor de 1949, la instantánea es una de las más conocidas del prolífico autor catalán. No es la primera vez que los editores de Ruiz Zafón recurren al archivo de Català-Roca. De hecho, "La sombra del viento" también lleva en portada una de sus fotografías. Curiosamente, pese a que la historia del "best-seller" que catapultó a Ruiz Zafón al estrellato literario internacional está ambientada en Barcelona, en aquel caso se optó por una imagen tomada en las calles de Madrid. 
Salvador DalÍ Parque Güell Barcelona 1953
Catalá-Roca conoció y retrato a Dalí y Miró. Y allí están. Dalí saltando a la comba en una imagen, para el que le escribe esto, desconocida. Un Dalí de traje oscuro con su largo y engominado bigote en una actitud desacostumbrada saltando a la comba como si fuera un chiquillo
En esta fotografía aparece el escaparate de una famosa sastrería catalana especializada en artículos para cocinero. Dicha tienda fue fundada en el año 1888 y se indica que el que era el actual propietario es el hijo de Isidro Gatius.A la entrada de la tienda aparece el propietario vestido con un traje arreglando a un maniquí.La simbología de esta fotografía es poder apreciar el tipo de negocio que existía en la España de esa época, un negocio familiar, que pasaba de padre a hijo, y un negocio muy especializado en su campo, y en la que los dueños se implicaban directamente en el mismo, al trabajar en el negocio.  
Francisco Catalán-Roca es el pionero de la fotografía profesional en nuestro país. Es de hecho el 'pionero' de la nueva fotografía de posguerra, punto de inflexión que basándose en la fotografía humanista francesa representa la unión de la nueva generación de fotógrafos renovadores y la vieja de vanguardia anterior a la Guerra Civil Española. Reportero, fotógrafo industrial, publicista, cartelista, retratista y documentalista, Catalán-Roca explora y renueva todos los aspectos de la fotografía sentando las bases de la nueva fotografía en nuestro país. 
 Señoritas por la Gran Vía. Madrid, 1955.


14 comentarios:

  1. Buenas fotografias de un buen fotógrafo que nos lleva a otra época no muy lejana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, es uno muy cercano a nosotros qu erefleja nuestro pasado no tan lejano

      besos

      Eliminar
  2. Conozco algunas de las estupendas fotografías del autor.Muchas de ellas son el icono de la España de aquella época.
    Hace mucha gracia la de Dalí saltando a la comba pero las de los gitanos son las mejores.
    Una buena selección Teresa.

    Un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, son un icono, nos muestra una realidad que no hace mucho existió

      Un abrazo

      Eliminar
  3. Por algún motivo me ha llamado la atención la textura de las paredes y de las puertas, con desconchones, arrugamientos y carencias de pintura. Los niños parecen tristes. Me gusta la foto del capuchón esquina con guardia.

    Saludos Teresa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Era una época triste y oscura, en general....aunque siempre había momentos hermosos

      Saludos

      Eliminar
  4. Pues las fotos me han encantado, ya sabes que me encantan las fotos antiguas.
    El fotografo nunca debe dudar al hacer la foto, tiene que procurar plasmar lo que ve y que el resto lo podamos entender al verlo.
    Preioso documental Plu.
    unos besotessssssssssss

    ResponderEliminar
  5. años en donde vivir tenía toda la crudeza y la ilusión en la misma proporción y dimensión

    bellezas todas


    abrazos y feliz fin de semana Teresa

    ResponderEliminar
  6. Pura sabiduría, eternamente admirable.
    Muchas no las había visto, gracias, Pluvi.
    Besitos

    ResponderEliminar
  7. Hola Teresa.
    Hoy he sentido una especial emoción al ver estas fotografías.
    Y fíjate recuerdo que alguna vez de peueña había ido a visitar sl sorostro, con mis padres.
    Pobrecitos gitanillos en las barracas y llenos de suciedad y miseria.
    ¡ Cómo ha cambiado aquella zon de Monjuich, quien la ha visto y quien la ve!.
    La fotografía de las niñas con las muñecas también me ha gustado mucho.
    Y las del piropo.
    En fin gracias por dar a conocer a este fotógrafo.
    Un beso, Montserrat
    Un petó desde Valencia, Montserrat

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también me acuerdo de lo que explicas, cuanto ha cambiado todo...

      Y este fotógrafo sabe coger los instantes y emocionar

      Una abraçada

      Eliminar