miércoles, 13 de junio de 2012

'Sobre hipopótamos y otros seres humanos'

Friedrich Seidenstücker (1882-1966) no vendió su primera fotografía hasta que tenía 46 años. Formado como escultor, nunca perdió su ojo para la masa y la forma. 
Pese a la importancia popular y el calado de las fotos, nunca hasta ahora se había expuesto con seriedad la producción de este reportero de prensa que iba para escultor pero terminó siendo fotógrafo. La exposición Friedrich Seidenstücker. Of hippos and other humans. Photographs 1925-1958 (Friedrich Seidenstücker. Sobre hipopótamos y otros humanos. Fotografías, 1925-1958) es la primera gran retrospectiva que hace justicia a una obra injustamente olvidada.
Los animales eran su tema favorito que viene. Se convirtió en una especie de un fotógrafo de la corte para el zoo en los días en que fue considerado por muchos como el parque zoológico más hermoso del mundo






 No es uno de esos fotógrafos intocables y cuya obra merece ensayos y tratados. Estamos hablando de un profesional humilde, fascinado con su trabajo y que nunca salía de casa sin la cámara en la mano. No pretendía hacer arte, sino fotografías que capturasen y condensasen el latido de la ciudad de la ciudad de la que estaba enamorado, Berlín

Desde los años de la República de Weimar (1919-1933) y hasta la década de los cincuenta, cuando Berlín era una ciudad en escombros tras la II Guerra Mundial, Seidenstücker se dedicó a callejear y hacer fotos sobre el latido de la ciudad. Su obra, muy querida por los berlineses, se ha llegado a considerar como la crónica más exacta del devenir cotidiano de la capital alemana en la época. 





Pandillas de jóvenes disfrutando de las emociones de la gran ciudad, escenas de profundo sentido del humor en el zoo, imágenes sobre la vida diaria en la urbe y, finalmente, desoladores paisajes de las consecuencias de la guerra, la colección permite comprobar el optimismo que reivindicaba Seidenstücker con su mirada, pero también el compromiso con el sufrimiento que padecieron los berlineses tras la segunda gran contienda bélica mundial.


Durante el nazismo dejó de hacer fotos: no soportaba la tristeza de Berlín Siempre con modales de reportero (las fotos pertenecen a la urgencia del momento), el fotógrafo era como una cámara andante: retrataba todas las facetas de la ciudad, desde los juegos de los niños, hasta los vendedores ambulantes y las colas de hambrientos ante los comedores benéficos. 
Durante los años del nazismo, Seidenstücker decidió colgar la cámara. No quería hacer fotos de la tristeza que se había apoderado de él 


 Los animales eran su tema favorito que viene. Se convirtió en una especie de un fotógrafo de la corte para el zoo en los días en que fue considerado por muchos como el parque zoológico más hermoso del mundo.
 En 1966 Muere de un derrame cerebral el 26 de diciembre en Berlín y está enterrado en su ciudad natal.



Friedrich Seidenstücker